La escritora Ana Clavel habló con SinEmbargo sobre Por desobedecer a sus padres, un “collage escrito en código Lewis Carroll” que rinde homenaje al poeta Darío Galicia.
Ciudad de México, 5 de octubre (SinEmbargo).– En diciembre de 2019, el poeta Rubén Darío Galicia falleció en la Ciudad de México a los 66 años. Fue un autor cercano a los infrarrealistas —grupo al que perteneció Roberto Bolaño—, autor de los volúmenes poéticos Historias cinematográficas y La ciencia de la tristeza, y que seis meses antes de su fallecimiento había sido encontrado en medio del olvido y la pobreza. Ahora, la narradora Ana Clavel le ha rendido un tributo con su novela Por desobedecer a sus padres (Alfaguara), un “collage escrito en código Lewis Carroll”
“El mejor homenaje que se le puede hacer a alguien, es acercarte desde su propia perspectiva de apuesta estética y por eso es que Por desobedecer a sus padres de alguna manera es una propuesta transgresora de géneros, que va integrando testimonio, expediente, clínico, reportajes, crónicas, todo lo que se preste para dar mejor la idea de este mundo delirante en el que estuvo inmerso Darío Galicia, incluso como este personaje de Carroll que él mismo se fabrica un poco, y que yo, por supuesto, sigo la pista a través de ciertos momentos como los capítulos con las obras tipográficas estas que simulan el marco de un espejo para justo hablar del personaje de Darío Galicia a través del espejo, en esta versión de recrear capítulos de Carroll a la manera del personaje de la novela”, comentó la autora en entrevista con SinEmbargo.
Por desobedecer a sus padres se alimenta de la personalidad extravagante de Darío Galicia, pero sobre todo de un rumor —incitado en parte por un poema de Roberto Bolaño— sobre una supuesta lobotomía a la que lo habrían sometido sus padres para “curarlo” de la homosexualidad y, de paso, de su poesía.
“Arrastrada por ese mito, y porque Darío era admirador de Lewis Carroll y hasta firmaba como Darío G. Alicia, Ana Laurel le sigue la pista cual liebre de marzo, dando saltos al otro lado del espejo en un juego narrativo y laberíntico a la vez. Lo persigue a través del mundillo literario mexicano de las pasadas décadas, en los testimonios de quienes lo conocieron, en los versos del mismo Darío, en Los detectives salvajes, en fotografías, expedientes clínicos y artículos periodísticos que atestiguaron su paso desastrado antes de desaparecer —y volver a aparecer— como en un acto de ilusionismo en la chistera de un mago siniestro”, se lee en la reseña de esta novela.
Ana Clavel aclaró que a ella no le interesaba hacer una biografía convencional por que “no hubiera valido la pena andar detrás del conejo de Alicia” sino lo que le llamó la atención fue “todo el carácter de incertidumbre, como de magia, alrededor de esta figura que aparecía y desaparecía en las letras y en la presencia cultural casi como el conejo en un acto de magia en la chistera de un mago, todo eso para dar más clara cuenta de ese mundo delirante de la poesía de Darío Galicia, de ese mundo desafiante en el que él vivía”.
“Lo cierto es que ese joven poeta que prometía, que ganaba premios, que ganaba becas y que mucha gente admiraba, de pronto sufre esta operación del cerebro y ya no vuelve a ser el mismo poeta que había sido antes y entonces en ese trasunto de un personaje tan bizarro, tan extravagante, me parecía que había registros que valía la pena explorar más allá del dato, fiel y fehaciente de cómo murió y vivió”, comentó Ana Clavel.
La autora señaló que la extravagancia de Darío Galicia reclamaba un espacio, el cual encontró en esta novela: “Se dieron llamados de parte de Darío Galicia para que nos acercáramos a él antes de despedirse porque yo llego por el lado de la construcción de la novela y Enrique Fuentes, el librero dueño de la librería Madero, me pone en contacto con otros personajes que también lo andaban buscando para pedirle a Darío autorización, si es que aún vivía, de reeditar sus libros de poesía”.
—¿Cómo entender todas estas diferentes versiones sobre lo que le sucedió o lo que no le sucedió, al final toda esta variedad de información es la que le da la forma al personaje de Darío G. Alicia? —se le preguntó a la escritora.
—Sí, porque lo convierte en un personaje de una riqueza dada su incertidumbre. No poderlo ubicar nunca en un lugar fijo si uno recuerda precisamente la teoría de la incertidumbre del electrón, sabemos que está ahí, pero no sabemos exactamente dónde, es algo semejante, la magia está allí, pero no sabemos exactamente dónde, sabemos que Darío está allí como personaje de su mundo delirante pero siempre se está moviendo y así es mucho más rico, mucho más complejo, mucho más una apuesta vital encarnando la poesía, porque aunque la verdad es que bueno, sabemos que le fue tristemente en el terreno de la vida cotidiana, de que no se ya no se recuperó ya no volvió a hacer el poeta joven, laureado, admirado reverenciado, lo cierto es que Darío es la muestra de una puesta vital que convierte la vida cotidiana en un ejercicio poético, en un himno de lo que uno es capaz de creer porque es lo que uno defiende como identidad propia.
Ana Clavel precisó, eso sí, que ella nunca vio a Darío como un poeta al que había que rescatar: “yo lo vi como personaje literario y además más entrañable por el hecho de que yo lo conocía y a la hora de armar la novela allí, pues es ese artefacto literario confeccionado con palabras con imágenes a donde Darío tiene una autonomía como personaje lo mismo que los diferentes actores de ese tinglado, de ese teatro, de ese acto de feria que se llama Por desobedecer a sus padres, entonces en principio no necesitaría yo nada más”.